Si crees que se me da bien jugar al ajedrez.
Estás equivocado.
Prefiero los desafíos elegantes,
en los que me convierto en mariposa,
y te acaricio las mejillas.
Yo sé, que tienes muy mal perder.
Pero se pierde cuando se arriesga.
Y tú no has arriesgado ni la camisa
así pues, yo ni mi vestido.
Y ahí te quedas.
O nos quedamos.
Yo con mis tardes haciéndome enredos en el pelo,
por si vienes a peinarme
Y tú con tus cuentos, a la espera del protagonista.
C.T
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