Se que dentro de todos tus demonios
hay algunos que siguen creándome tormentas
indefinidas, malumoradas y truculentas.
Pasa a sembrarme la paz, a olvidar odiarte
a lidiar con nuestros magnetismos
a dormirte en mis vértebras.
Diciembre tedioso y sangriento,
frío como tus manos las últimas veces
en tus prolongadas ausencias.
En tu belleza infinita, no estudiada,
drámatica.
De tus vértices a mi vértigo.
De los inviernos a tus labios.
De mi a ti.
Siempre, pero siempre a contra corriente.
Siempre, pero siempre con equilibrio.
C.T
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