Y llueve. En silencio.
Tras un golpe y otro. Parece que el músculo más fuerte de mi cuerpo no aprende.
Esperar algo bueno de alguien, es uno de los pecados capitales más envolvente y más tratando con el mismísimo Lucifer.
Y si, puede que exagere, pero para eso esta la poesía.
Para eso están las notas, para eso esta el lápiz y papel, los dedos y las teclas.
Todo cambia y sigo inmersa en mi película de todo va y viene,
todo tiene un sentido, todo tiene un por qué,
el amor ha sido real y no hay uno, sino, dos corazones latiendo al mismo tiempo y compás.
Pero no, qué ingenua.
Se enciende el motor y sube la adrenalina, el cuerpo se paraliza.
Y todo esto en centésimas de segundo cuando te veo delante.
Girar y pasar, si, esa es la palabra. Pasar..
CT