Fue cuando bailamos a medio eclipse
debajo de cientos de miradas.
Paramos tú y yo los segundos del sol.
Hicimos tú y yo un espectáculo incrédulo y malabarero.
Fue cuando abrí las piernas a tu casa
y las rodillas te flaqueaban.
Había tanta ausencia de complejos
que las arañas no estaban en sus esquinas, sino en un safari nuevo.
Así fue como perdí el cariño a lo prohibido
a ser amante del frío
a no tenerte bajo custodia
a regarte primaveras en diciembre.
(Besé tu cornisa decorada
con los suficientes salientes
para ser tú el menor protagonista
de tu pequeña casa)
Ahí donde los valientes salen a jugar a cambiar el mundo
Y los mundanos como tú a tejer nanas a
niñas sin pecas como yo
C.T