No escueces, quemas.
Sin logaritmos ni cuentas a medias.
Quemas.
Ojalá las yemas de mis dedos
sean capaces de escribir cualquier
cosa paradisiaca e idílica
en la que los dos
nos convertimos en
un ser mitológico fuerte e inmortal
en ese paraíso donde no existen
las verdades a medias y
el dolor de calle.
En donde el quererse
es una tregua del destino.
Y tú y yo estamos condenados a obviar los polos opuestos
y navegar por las aguas de Pangea
sin pensar que todo es redondo
y me pueda encontrar con tus rizos.
Creo que quiero esconderme cual caracol cuando tiene miedo.
No quiero que ocurra nada más allá fuera de lo que yo misma siento (o deseo).
Que
se
pare
el
tiempo
Sinoestoycontigo.
C.T