martes, 26 de julio de 2016

Luz de luna, sombra de sol. Tú de por medio. Siempre

Siempre me ha gustado mirar a la luna. Tiene ese poder de hipnotizarme completamente durante unos segundos o más bien, minutos. Todo lo de alrededor se queda muto.
Me encantaba de pequeña embriagarme con las constelaciones. Ambas han sido testigos de infinidad de confesiones, de lágrimas, de ilusiones, ruegos, arrepentimientos y de preguntas vacías. 
Querer capturaros con mi teléfono siempre fue imposible. Os veía tan bonitas, tan brillantes y únicas que os tenía que tener plasmadas para siempre en otro recuerdo que no sea la memoria.

Así, como tú.
Que me llenabas la cabeza de pájaros, me inmolabas los sentidos y cuál dueño del tiempo, ibas y venías, lo parabas y continuabas. Y yo quieta. En el mismo sitio. Viéndote de la misma manera. Idolatrado por lo que durante un tiempo me hiciste creer que eras y fuimos. Y no somos. Y soy. Pero porque yo quiero. Y tú no quieres. Y me muero.
Se me retuerce el estómago y me lo retuerces a tu antojo. Y me acaricias las costuras de mi cuerpo. Recorres las aristas de mi cara. Haces puenting en mi barbilla. Me quitas los zapatos. Me desafías, y yo, tu mayor espectador, fiel, dócil, ciego, me dejo llevar por tu música. Tus bailes. Tus palabras 
De lo que te gustaba comprometerte con todo y al final no prometer nada. 
De las ganas que tenias, a los urgentes que te daba yo.
De tus llamadas en espera, a mis inmediatos. 

Y así cada día y así seguirás siendo. 
Porque detesto conocer y pisar el cielo.
Quitarte el antifaz y quedarme en el maldito suelo, en el maldito infierno.
En obtener lo que tenía, en recuperar lo que me diste.
En volver a ser lo que dejaste en mis labios. Ese recuerdo prisionero sigue presionando mi corazón cada despedida, cada sabana vacía. 

Te volviste igual de imposible que hacer una instantánea a la luna y a toda su vía láctea. 
Te volviste de acero. O eso creí como excusa a tus fríos inviernos que aplastaban el resto de las estaciones para quedarse 
perfectamente 
los 
365 
días 
del
año.

-C.T

lunes, 11 de julio de 2016

Monólogo de crucigrama




A veces te veo tan bonito a contraluz, que me da miedo decirte que te gires.
Es mirar tu sonrisa y saber que estoy más perdida todavía. 

Voy a reclamar a las carreteras y curvas de tus manos que bajen el impuesto del peaje, no me facilitas nada el camino del olvido.

Maldita sea.

Estoy harta de jugar al póquer,
de ser mi propio espejo,
de no poner las cartas sobre la mesa.
De que tus imperfecciones me sigan arrastrando a vicios virulentos.
De soñarte tan fuerte que cada madrugada estrene un lunar nuevo. 

De condenar cada verso al olvido de tus labios. 

C.T 

viernes, 8 de julio de 2016

Favores

Como me gustaría saber ajustarme a un par de letras 
con ritmo y sin vocal.
Pero ya ves, a veces me pido imposibles que no llevan a ninguna parte.
Que salen de lo expuesto en esas vitrinas perfectamente limpias que marcan la distancia de lo intocable y lo deseado.

Qué seguimos aquí, bailándole al agua con nuestras tempestades, las que no necesitan adjetivos porque tú y yo sabemos de lo que hablamos.
Y lo más descarado es que nos sobran las excusas.

Dile al viento que te da igual tropezar con la misma piedra, mientras se amolde a mi zapato.

¡Ah! Y al ocaso de las tardes de verano, que no sea tan bonito, que estoy harta de prometer que el siguiente que vea será contigo.

C.T