miércoles, 6 de abril de 2016

Amnesia fugitiva

Viva yo y las mentiras que llenan los huecos de las verdades con tal insolencia que se hace hasta bonito.

En aquel muro donde ponía indescifrablemente que viviríamos para siempre, lo hice añicos hace unos días, en un ataque de rabia de los míos. Si hay algo que no supe contener fue una pequeña y estruendosa carcajada, llena de locura y viento.

Y qué decir de las botellas donde te escribía y dejaba reflejada mi amnesia, cual diario infantil del que se rehuye con toda clase de muecas.

Pregúntame dónde dejé la vergüenza y por qué ando desnuda todas las noches tropezándome con gente que ni me interesa, robándoles un poco de sangre cada vez que les rozo con mis uñas.

Confiésame, por qué no te levantas del sofá y me arropas en esa manta, con 4 agujeros a cada borde que quebramos en cada una de nuestras batallas y de las que deberías haber ido al confesionario a rogar perdón por todo lo que te llevaste y sembraste.

Pues eso, que vivan las mentiras y los cuentos.
A veces, donde se esconden las lagartijas y las hadas
hay mucho paraíso. 


C.T