sábado, 30 de enero de 2016

Otro 30 de Enero sin.


Me pica la garganta de haberte fumado en palabras.
Mientras pongo esa vela, que tiene un olor suave a canela,
la lluvia caía estupenda sobre tu piel aquel sábado.
Tu suave tacto de terciopelo sigue siendo mi día a día
alimentándome de suspiros que aún añoran tu sabor.

Debería haberte escrito una carta, con todos mis lugares favoritos,
mis cervezas,
las fotos que quise que me sacaras, siempre y cuando no sean de perfil.
Y así no te olvidarías de lo que aún
te queda
por
hacer.

Ahí afuera, sigo siendo la culpable, de haberte hecho ir.
Quise que jugáramos al corre que te atrapo, y al final, la atrapada fui yo.

Creo que me he quedado esperándote en el sofá de tu nueva casa.
Recogiéndome el pelo en un frívolo moño
tan mal hecho como llevaba hechas las uñas
mordidas por el pánico del después.

Aún sigo tocándome el labio, tal como lo hacías tú, y sigo mirando el reloj para recibirte despierta.

Mientras carraspeo, voy leyendo el cuarto libro de Millenium.
Se titula algo que me suena mucho pero que no coincide conmigo.
“Lo que no te mata, te hace más fuerte”

Chsst.. Aún sigo esperando a que venga 
Christopher Reeve con sus súper poderes..

Blue Bucket of Gold está sonando en mi Spotify,
aunque en realidad me gustaría que sonara en una escena aún mejor.
En un tocadiscos. Yo vestida de los años 50 y tú con esos tirantes 
tan cómicos. 
Me haces sonreír, me recoges el flequillo con tus dedos 
(mágicos, por cierto)
Y empezamos a bailar entre cosquillas al son de Sufjan Stevens.

C.T







viernes, 29 de enero de 2016

Fatiga entre pesadillas andantes




Esa sensación de cuando te miro a las pupilas...
Se me remueve todo el cuerpo
todo mi interior hace un invertido 
se pone del revés, haciendo
el
pino.

Sería capaz de correr una maratón, subir las escaleras, bajar, entrar por la puerta,
vernos a los dos, ahí sentados, en el sofá.
Me pido permiso y te beso.
Te beso tan fuerte que no sabrías diferenciar si soy yo, o la otra yo.

Te agarro del pelo, y me lo rizo entre mi índice y corazón.
Te arranco la camisa y deboro tus clavículas. 

Espera. 
-¿Qué?

La música vuelve a sonar y.
Te aspiro. 
Aspiro todo tu aroma y me lo guardo como dosis para los domingos.
En los que te invento y te vuelvo a
inventar. 
Para.
Y.
Salgo de mi. Y vuelves. Te vuelvo a mirar.
Me levanto. Te doy un beso en la frente y me voy. 
Y. 
Adiós. 
Allá cual sombra que dejó su pellejo en manos de alguien que no le supo tratar.
Que corre. Que vuela. Y ahora siéntate.
Abre los ojos. 
Así. 
Menudo sueño, ¿verdad?



C.T

jueves, 28 de enero de 2016

Malboro con receta

Viniste de la nada,
para marcharte con todo.

Y así, dejo manchado de carmín este cigarro
en el que las cenizas se posan sobre mis pestañas.

Y en esa nota
que dejé en los bolsillos de tus Levis
ponía mi número de teléfono. Por si se te olvida,
Mi inicial.
Y mis labios.

Mientras te vas
por esa puerta tan demente
que solo hace más que recibir portazos
de humo y 
de tu espalda.

Te miro, de reojo
y veo tus manos.
Joder, tus manos.

Siéntate a mi lado, que te voy a decir un par de cosas.
Que si tu futuro y el mío 
no se ponen de acuerdo,
dile al ocaso de todos tus besos
que no me hagan sentir la fiera que ha sido amansada.

A la niña que aprendió a quererte más fuerte
que el latido de un titán.
Y de lo que fue arrugarse el ceño y
calmarlo con tus canciones
desafinadamente armónicas.

Nadie dijo que era fácil darle una oportunidad
al maestro de las cartas
al cazador de las barbillas en forma de luna
al coleccionista de poesía,
a tí.

Te dije que tuvieras paciencia,
que era introvertida, sin vergüenza.

Pero te advertí, que yo era de pasos dobles, 
y de vinos tintos.
De escribir debajo de la cama
y no de las sábanas.
De subir a la montaña.
Y contar tus pecas.

Que me gustaba la velocidad con pausas
y las caricias entrecortadas por mordiscos 
en
el 
cuello.

Te dije una vez que aunque te fueras,
seguiría estando,
porque, de qué vale un para siempre 
si no dura más de dos veranos.

Qué insana tienes la cabeza para haberte atrevido
a tirarme el champán en mi nuca.
Y de comerme las costillas.
Vete.
Vete cual gato pardo, 
ya sea por los tejados de Paris,
o por las tabernas de Chamberí.

No vuelvas a llamar a la puerta.
Porque esta vez tengo mirilla
y una guitarra.


C.T

miércoles, 27 de enero de 2016

Cállame entre líneas pintadas y quédate


Un monstruo vino a verme. 
Y qué bella era esa bestia
que escribió adiós en las vértebras
mientras yo lloraba en silencio.  

Así, suavecito,
entre las sombras de mi persiana,
me selló en la espalda
con sus trazos libres de pintor,
lo que fue nuestra vía láctea.

Amor, no quiero que tus labios se hagan telaraña. 
Lo que quiero son
tus tormentas en mi estómago 
y mis cordones en tus zapatos.

Me gustaría discutir todo
entre verso y sonrisa.
Donde el amor ganase la batalla
y tú, jodido recuerdo
te esfumases entre las sábanas.  

Pero no,
esta puta sensación fría
hace que se me congele la nuca y
me devuelva-s a la Tierra. 

Donde no existe nuestro ecosistema,
donde no existe tal poesía,
donde me robaste el romanticismo,
y donde diste la orden de
decir que no a todas las margaritas. 

Estúpida corriente que siempre me lleva a tus labios. 
Maldigo esos momentos,
en los que
me asesinaste entre tu ombligo y cielo. 

Ay amor ...
Si tú desaparecieras.. ¿Qué sentido tendría tener lunares?

C.T






domingo, 24 de enero de 2016

Día par. Mente insana

Árdeme cual diablo en vena.
No me es suficiente con tu paladar
que necesito que te atragantes en mi
y salgas ya
de mi cabeza. 

Voy a sudarte
como se suda una noche
de diciembre cualquiera,
haciéndote el amor. 

Y, a despellejarte por la mañana
esos calcetines nuevos
para que no te vayas.

Apunté en mi diario secreto
que la conjunción perfecta es
tu boca con la mía,
tus manos sobre mi cadera
y mis ojos delirantes ante tu veneno. 

Inyéctame toda tu ira en mis muñecas. 
Silénciame con te quieros. 
Y rompe todas las líneas rectas 
que veas en las sábanas,
porque necesito que destruyas
toda huella que me lleve
desesperadamente 
a tu 
nombre. 

C.T

martes, 19 de enero de 2016

Tiémblame.

Siempre fuiste más de despedidas que de llegadas.
De ser media luna
con tu rostro escondido 
contra mi espalda. 

Puede que, 
me gusten las historias sin terminar. 
Donde hay un deje de cosquillas en el estómago 
haciendo que
mis endorfinas se ruboricen. 
Y tirándote por la borda
porque me sacas de quicio.

Siempre me podré preguntar 
si hubieses sido el villano, la rana o mi poeta. 
Pero ahí, nos quedamos con las ganas.
Porque ni tú eres tan valiente
ni yo tan tonta de ser coma. 

C.T

miércoles, 13 de enero de 2016

Corten el rodaje

He descubierto de nuevo
mi refugio olvidado 
entre tu cuello y pecho. 

Aquel rinconcito donde
lo único que me deja sorda, son tus
suspiros y caricias en el oído. 

No hay droga más dura que el amor sin medida. 
Y yo sé que los segundos corren a mansalva
sin pararse delante de nosotros
avisados por varias señales
de circulación que dicen:
STOP. 

Me gusta escribirte los días impares
porque son difíciles de dividir.
Y tú eres mi imposible. 
Eres mis dolores de cabeza
y de estómago. 
Asique tú y mis matemáticas. 
Tú y mis manzanillas. 

Lo innecesario es
imprescindible. 
Y yo ya nose si eres necesario o
lo son los poros
de tu piel, tus pupilas 
o tus besos a 
contraluz. 

C.T


 

sábado, 9 de enero de 2016

De.mente

Existe, la fina línea, entre el odio y el querer.
Pues tú rompes todos los ideales.
¡Pobre fina línea!
La aplastas. 
La agujereas. 
La haces pelota y te vas. 

Tienes todo lo que odio. 
Todo lo que evito. 
Y hasta mis demonios favoritos.

Me agarras de los pies 
con tal ronroneo,
que mi boca prende fuego,
y arde
en tus labios de
tequila y
limón. 

Dicen,
que las mejores peleas son las que evitas. 
Pues son las más fáciles de ganar. 
Y bien, porque amansas la cabeza
y te lanzas con el corazón. 

Dicen,
que hay piedras, que debes saltar.
Debes rodear. 
Debes lanzar.
Pero tú, maldita sea, 
me has roto hasta el dedo meñique. 

También hay,
sentimientos que no puedes controlar,
personas que debes evitar,
y despedidas a las que recurrir. 
Yo, ur.gen.te.men.te 
te
tengo
que;
decir adiós. 

Y esto me parece un cuento chino.
Y mira que a los chinos no se les puede mentir. 
Se las saben todas.
Y yo me he metido en la boca del lobo.
Cual caperucita desnuda y temblante
cuando te acercas y 
me atropellas. 

Adiós, pequeño o gran
cazador.
De clavículas, 
de lunares y 
perfumes. 

C.T



martes, 5 de enero de 2016

Manchas

Dime cómo sobrevivo a tus trastornos bipolares que me están convirtiendo a segundos en dálmata.

Si crees que se me da bien jugar al ajedrez. 
Estás equivocado.
Prefiero los desafíos elegantes,
en los que me convierto en mariposa, 
y te acaricio las mejillas.

Yo sé, que tienes muy mal perder. 
Pero se pierde cuando se arriesga. 
Y tú no has arriesgado ni la camisa 
así pues, yo ni mi vestido.

Y ahí te quedas.
O nos quedamos. 
Yo con mis tardes haciéndome enredos en el pelo,
por si vienes a peinarme

Y tú con tus cuentos, a la espera del protagonista.

C.T

domingo, 3 de enero de 2016

Mi H intercalada

Allá, donde quiera que estés
Suenas como el pitido después de escuchar la música alta
Tan molesto, tan presente.
Tan tú cuando cierro los ojos, en mis oídos.

Que me duele el estómago de solo pensar
que la miel de tus labios
me caduque eternamente. 

Que ya no hay noches infinitas,
ni nanas a medio amanecer.

Y fíjate, estas intercalado entre 
mi lengua y paladar.
Y si se me escapan los suspiros,
son todos con tu nombre.

Maldita sea. 
No hay manera de cerrar capítulos a tu pelo
tan escurridizo entre mis dedos,
como el sudor de las noches 
y tu perfume de escándalo cuando te volvías huracán.

Te odio. Dichosamente te odio.
El tembleque de mis pecas 
cuando susurrabas en voz baja
la palabra te.

Cuando me hacías luna llena
y me ayudabas a sumar los días,
y a restar los domingos. 

No hace falta que te diga más veces
que no es la mirada, sino quien te mira.
Que no es el beso, sino el escalofrío.
Que no es quien te toca, sino quien te arde.

Y tú, pequeño mío. 
Me haces una conjunción de vicios que no caben en Venus y tuvieron que venir todos a mi.
Y me rompo las costillas de tanto aire que tengo que coger
para calmar mis ansias de ti.

C.T

viernes, 1 de enero de 2016

Astronauta n° 2016






A ver cuándo aterrizas de una vez 
me das la mano, 
y me haces poesía. 

Quiero que me prometas 
que me vas a traer flores
los días menos pensados. 

Necesito saber
que no te irás para siempre. 
Pero que me gusta el frío y
sus corrientes. 

Que sepas que,
me gusta caminar entre los picos
más altos de las montañas.
Hacer equilibrios entre tus
torturas,
sentirme deseada ante toda
la oscuridad con sus perlas,
inocente.

Que tú fuiste uno de los propósitos
del año catapúm.
Y todavía necesito encontrarte las manos.

Entre el fuego y su hipnosis,
necesito la chispa
que te explique;
Que el ruido no existe cuando me erizas la piel

C.T