martes, 2 de agosto de 2011

Empanadas de sal

De vez en cuando me gusta llorar, solo por desahogarme.
Muchas de las veces me gusta aconsejar a mis amigas, solo por ponerme en situaciones nuevas.
Pero muchas veces, cuando oigo tantas historias tan bonitas, me dan envidia. Si, envidia de felicidad. Ellos/as tienen lo que quieren. ¿Yo? Busco, espero, miro por la ventana, escribo textos, pero nada de eso me hace sentirme como ellos.

Por las noches me encanta pensar en frases que muchas de ellas me salen solas, como, "Sólo yo voy a saber que tu boca me sabe a MIEL".


Claudia tubilla

1 comentario:

  1. A mi esas historias también me dan envidia, y me gustaría no verlas como espectador. Bonita entrada, un saludo

    ResponderEliminar