miércoles, 8 de diciembre de 2010

Silence.

Silencio, solo silencio, apenas me oigo, solo oigo un búm, búm.
Sí, mi corazón impulsando la sangre por las venas.

Si me alejo de ese sonido.. no oigo, siento, siento unas gotas saladas sobre mi cara, bajando desde mi ojo a tocarse con mis labios.

¿Qué sensación verdad? Y respiro fuerte, absorvo por la nariz y evitar así, aún más, mojar mi almohada.

Silencio.

Silencio de nuevo, y.. Flash, un flash, ¿Qué ves?

- Veo recuerdos, imágenes sentimientos, sonrisas, deseos.

Pero qué romántico suena todo, pero qué cursi y qué empalagosas palabras dices.

-Ya, a veces... cuando quieres, te salen esas palabras que te las dices en la mente y solo puedes explicarlo con esas lágrimas que caen, o esas sonrisas que se dibujan en la cara.

¿Sí, verdad?

¿Tristeza?, ¿Por qué tristeza?

¿Por qué siempre tienes que hablar de tristeza?

¿No te cansas?,¿No estás harta ya?

Deja de machacarte, ha sido una bobada, una estupidez.

-Si, ya lo sé. No quiero oir más palabras, quiero acurrucarme con mis recuerdos, quiero entender, por qué.

Ella vuelve a imaginar.

-Y sobre todo cuando estaban cerca, oye esa voz, que un día te susurraba al oído,
Y dices: Joder. ¿Qué hice?,¿Qué hizo?,¿Qué pasó?

Y llorar y llorar.
Si, llorar, a veces lo único que sana es llorar.
Tontería o no, llorar es el camino más aireado para decir:

-Tranquila, tranquila, todo está bien.
-Hay cosas peores por las que llorar.


Claudia Tubilla.

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